Una actriz entre juguetes y guiones
En el salón de una casa en la Ciudad de México, mientras su hijo Gaspar juega cerca, Agustina Quinci reflexiona sobre el momento que marcó su regreso a las pantallas: su participación en No nos moverán y la nominación al Premio Ariel. A los 41 años, la actriz argentina radicada en México representa una generación que equilibra arte y maternidad sin renunciar al reconocimiento internacional.
El fenómeno de No nos moverán
“El 24 de julio estrenamos, súper bien”, comparte Quinci con entusiasmo. La película, filmada en blanco y negro, revive los eventos del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco y ha conquistado al público por su mezcla de relevancia histórica y entretenimiento. “El boca en boca está funcionando súper bien”, dice, mientras celebra el crecimiento del proyecto.
Lucía: un personaje entre dos dictaduras
En la cinta, Quinci interpreta a Lucía, nuera de Socorro (Luisa Huertas), un papel que le permitió conectar las historias de represión en México y Argentina. “Mis abuelos fueron revolucionarios”, explica, revelando cómo su historia familiar nutre su interpretación. Ser madre de un niño mexicano le ha dado una nueva perspectiva sobre la historia local: “La estoy viendo desde otro lugar.”
México y Argentina: hermanas en la memoria
Para Quinci, el paralelismo entre el 2 de octubre mexicano y la Noche de los Lápices argentina es evidente. “Latinoamérica vivió algo muy similar”, reflexiona. Y aunque el tema es serio, destaca el humor como rasgo cultural: “Los mexicanos son así, ante situaciones tristes, salen memes, salen chistes.”
Maternidad sin filtros
Quinci habla con honestidad sobre su maternidad: “Fue muy impulsivo, muy enamorados.” Alejada temporalmente del cine, se dedicó a su hijo y a pequeños proyectos musicales. Sin red familiar cercana, reconoce los desafíos de criar en otro país, pero también sus privilegios: “Tengo un marido súper presente.”
Nuevas etapas, nuevas historias
Con Gaspar iniciando la escuela y nuevos proyectos en puerta, Quinci vive una etapa de transición creativa. Su nominación al Ariel no solo celebra su talento, sino que abre camino a una carrera enriquecida por la maternidad. “Va a ser un personaje”, dice sobre su hijo, orgullosa de criar a un niño con “las dos sangres más guerreras de Latinoamérica.”